martes, 20 de mayo de 2014

¿EN QUÉ PENSABAS, BENITO?

Foto: Diego Pérez

Queridos y queridas, no recuerdo con qué pobre excusa me había autoinvitado en aquella ocasión a casa de mi amigo -amigo de los libros, amigo de todos-  don José Luis Forte, pero allí estaba yo, bebiéndome su vino y fumando de su tabaco, cuando aparecieron los cohetes y me propusieron ilustrar el próximo libro que querían editar. Yo dije que sí antes de escuchar nada más -soy pastueño por naturaleza-, para un segundo después caer en la cuenta de que, conociendo su catálogo y conociéndoles a ellos, ¡quizá tendría que enfrentarme a un texto lleno de personajes oscuros, muy serios o muy muertos! Pero entonces pronunciaron la palabra «Galdós» y el amor volvió. «Hemos elegido un texto que te va como anillo al dedo», dijeron, y cuando dejé de leerlo -porque «¿Dónde está mi cabeza?» no se puede terminar- me di cuenta de que no se equivocaban. ¡Aquello era un traje a medida, queridos! «¿Dónde está mi cabeza?» era el combinado perfecto de humor, elegancia y fantasía y no había otra manera de afrontarlo que perder la cabeza, como su protagonista, como su autor -¿en qué pensabas, Benito?


Foto: Diego Pérez

Este viaje lisérgico y neurótico de un dandy castizo ¡tenía que ser a todo color! A pecho descubierto, prescindí por primera vez del lápiz y trabajé directamente sobre la pantalla. Me ajusté mi paleta de colores, CMYK básico, y me lancé al ruedo sin apenas bocetos previos. Así, con Manolo Prieto y sus portadas para novelas y cuentos como principal referente, fui bregando y disfrutando con cada página. En unas el protagonista se me antojaba más bajito y brugueriano, en otras el Searle que siempre me alumbra lo estilizaba. Aquí unas gracias psicodélicas, aquí unos remates de falsa imprenta artesana... y ya hemos llegado a la treintaydos. ¡Ahí queda eso! Envuélvamelo de amarillo, que me voy a brindar.



Foto: Diego Pérez

Foto: Diego Pérez

Ahora, queridos y queridas, les toca a ustedes juzgar la faena.